Una breve revisión de los frenos emocionales más comunes
El freno emocional
Para iniciar estas pinceladas sobre el tema, te invito a revisar algunas preguntas que van a servir para que te conectes con la importancia de conocerlo y vayas identificando algunas conductas que a veces realizamos, y detienen nuestro andar; bien sea porque las evitas, buscas excusas, justificas o simplemente aceptas con resignación no afrontar esa situación.
Te has preguntado:
- ¿Qué significa el freno emocional en tu vida?
- ¿Cómo se asocia con los estilos de liderazgo?
- ¿Cómo puedes superarlos?
Empecemos por conocer ¿Cuál es tu historia?
Vienes de una separación de pareja; tuviste un emprendimiento que no dio resultados exitosos; te despidieron del empleo; estás en duelo por la pérdida de un familiar; eres migrante; o sencillamente, vas a iniciar una nueva relación amorosa; solicitar un empleo; o eres un(a) emprendedor(a) y quieres comenzar en el presente a trabajar por tus sueños; en cualquiera de estas situaciones puede venir a tu mente el Freno Emocional y ¿sabes? todos los tenemos, y nos pueden permitir el análisis de la situación para medir sus riesgos; sin embargo, también pueden detenernos por el miedo a fracasar, a no ser competentes, a creer que no eres capaz, o sencillamente, a sentir que es mejor permanecer en la zona de confort que tienes en este momento. ¿Te parecen conocidas estas situaciones? en este escrito encontraras algunas respuestas, y la invitación a profundizar sobre ese mundo emocional-afectivo que tiene tanta importancia y a veces, es el que está detrás de tu toma de decisiones.
El primer freno emocional
Hablamos del miedo, y las investigaciones lo refieren como el primer freno emocional. Al pensar o sentir que vas a salir de tu zona de confort, se activa esta emoción. Según Lourdes de La Calle (2018), por definición, el miedo no es más que la anticipación a un dolor que, en muchas ocasiones, nunca llega. Tu cerebro lo único que quiere es protegerte. No quiere volver a verte pasarlo mal, y te avisa de los posibles peligros. Esto, visto fuera de contexto, es una ventaja. Ante un peligro, tu mecanismo de huida se activa y te salvas.
En su escrito, esta autora nos habla de diferentes miedos: miedo a las críticas, miedo a recibir, por creer que no eres merecedor; y estos miedos desde la labor que realizamos en Buena Gente, están íntimamente relacionados con tus estilos de personalidad; y esos estilos los llevas a las relaciones contigo mismo, en el diálogo interior, y con los demás, en tu ecosistema social.
Desde estas perspectivas puedes ir analizando ¿Qué se esconde detrás de todo esto? posiblemente, encuentres otros miedos o carencias que podrían asociarse a tu historia de vida, donde aparecen los mensajes de los adultos significantes, y que te han llevado a conectarte y “hacer tuyas” creencias, prejuicios, o etiquetas que has venido incorporando y acompañan tu accionar de manera automática.
Frenos emocionales más frecuentes
Aquí, voy a dejar este freno emocional, para ir avanzando hacia otros obstáculos o barreras que nos alejan del logro de metas, sueños o emprendimientos. Existen según algunos autores, más de 22 frenos emocionales; tocaremos brevemente, los más frecuentes.
La excusa del tiempo
Has sentido que la idea de falta de tiempo, es una excusa que te acompaña e impide, a veces, iniciar nuevas rutas de acción, o sirve de justificación para evitar asumir el compromiso en la incorporación de hábitos saludables en tu vida.
Si hicieras una revisión al finalizar las 24 horas del día, sientes que ¿has estado ocupado o productivo? ¿Qué cosas, tareas, acciones o proyectos dejaste de hacer y usas como protección la excusa del tiempo? Y si eres líder, socio, CEO, o colaborador ¿Cuál ha sido tu aporte de valor para el equipo? Y en tu familia, ¿Cómo estás haciendo de la excusa una muleta para evitar compartir o asistir a eventos de convivencia escolar, o de ocio?
Si es tu caso, te invito reflexionar sobre ello y “paso a paso” ir buscando alternativas de acción que te permitan gestionar los frenos emocionales.
Coherencia
Otro freno emocional que a veces nos puede detener es la coherencia. Por eso incorporar la congruencia entre lo que dices, piensas, sientes y haces, es fundamental. Y en este aspecto, el conocimiento de tus estilos de personalidad, te aproxima a un autoliderazgo saludable, efectivo que propicia la observación de tus conductas, y te lleva a decidir cuales vas a fortalecer, balancear, disminuir o suprimir en tu vida, en función de la pertinencia de ellas para potenciar tu comunicación relacional y la efectividad de tu liderazgo.
Si nos preguntamos en este momento, en términos de porcentaje de 0 a 100% ¿Cuánto de emotividad llevan mis decisiones o cuanto de razonamiento? (Y esto lo hemos publicado en otra entrada de este blog ), la respuesta a esta pregunta tiende a ser muy variada. Sin embargo, su componente emocional, aunque no parezca, es mayor de lo que puedas pensar. Aquí la pregunta es ¿Cómo puede detenerme en el avance esa emoción si no la gestiono? y ¿Cómo se relaciona con mi estilo de liderazgo?
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